Unificación de Italia
A mediados del siglo XIX Italia contaba con 25 millones de habitantes. Poseía suficiente potencial humano y económico como para constituir un gran país, pero no lo era: su fragmentación política y la dependencia de Austria lo impedían. No lograría desarrollarse hasta completar su unidad.
El origen del proceso tuvo lugar en los territorios del norte, los más industrializados, ricos y socialmente avanzados. Fue allí donde se desarrollaron una serie de revueltas antiaustríacas, de carácter liberal, enmarcadas en un movimiento intelectual, cultural y unitario denominado “Risorgimento”.
Italia antes de la unificación
A inicios del siglo XIX Italia era una expresión de carácter geográfico (tal y como sostenía el canciller austríaco Metternich) con un glorioso pasado cultural. Carecía de unidad política, es decir, no constituía un Estado, sino que se hallaba fragmentada en varios. Algunos de ellos eran independientes, pero otros -antaño libres- se hallaban ahora bajo el control de potencias “extranjeras” como Austria, principal obstáculo de la unificación.
Napoleón Bonaparte en sus conquistas invadió la península e incorporó los estados italianos a su Imperio. Su derrota llevó consigo la reconfiguración político-territorial de Europa, establecida en el Congreso de Viena (1815). A partir de entonces, Italia quedaba constituida por siete estados:
Factores de la unificación italiana
Ideológicos
Durante la primera mitad del siglo XIX el movimiento romántico fue determinante en el desarrollo del nacionalismo italiano. Destacados escritores como Manzoni y Leopardi, filósofos como Gioberti o músicos como Verdi y Rossini, preconizan en sus obras la existencia de una patria italiana unida frente a las injerencias de las potencias extranjeras, especialmente Austria. |
Alessandro Manzoni |
Se abre camino la idea del “Risorgimento”, es decir, el “resurgimiento” de una Italia unida, como lo había sido durante la gloriosa antigüedad romana. Defendía una identidad cultural y unos sentimientos específicamente italianos. |
Políticos
Hasta la primera mitad del siglo, los intentos de unificación fueron débiles, limitándose a acciones más encaminadas a derrocar las monarquías absolutistas por parte de miembros de sociedades secretas como la de los carbonarios, que a una acción coordinada y unificadora.
Las concepciones de los nacionalistas italianos pueden concretarse en tres modelos:
El neogüelfo:
Gioberti (1801-1852)
El republicano:
El monárquico:
Cavour
Económicos
Entre los factores económicos que propiciaron la unificación italiana, destaca el importante papel desempeñado por los industriales y comerciantes del rico norte, quienes, desde una perspectiva económica, alentaron y apoyaron el proceso. Pretendían, desde un punto de vista moderado, conseguir la creación de un mercado unificado, dotado de eficientes comunicaciones y una buena infraestructura viaria que diera salida a la producción industrial. La fragmentación política y territorial de Italia representaba un serio obstáculo para el comercio, por lo que era preciso eliminar las barreras aduaneras que impedían la exportación de mercancías desde el norte al sur de la península. Ese sur, por su parte profundamente desindustrializado, fue considerado por los industriales piamonteses como un interesante mercado donde vender sus artículos.
El proceso de unificación italiano (Etapas)
El proceso de unificación atravesó por las siguientes fases:
La guerra contra Austria de 1848
La sublevación de Milan contra el poder austríaco (dentro del proceso revolucionario de 1848) impulsó a Carlos Alberto de Piamonte a acudir en su ayuda. Lombardía y Venecia también se unieron a Piamonte, declarando su independencia de Austria.
La anexión de Lombardía (1859)
Aliado con Napoleón III de Francia mediante el pacto secreto de Plombières, el conde de Cavour, primer ministro del reino del Piamonte, acometió la tarea de expulsar a las tropas austríacas del reino de Lombardía-Véneto. En las batallas de Magenta y Solferino las tropas austríacas fueron derrotadas y perdieron Lombardía, pero no así Venecia, debido a que Francia, firmó a espaldas de sus aliados la paz con Austria.
La integración de los territorios del norte (1860)
Mediante una compensación territorial (cesión de Saboya y Niza) Cavour se ganó la colaboración de Napoleón III. Mediante plebiscitos (referéndums) alentados por Piamonte se consiguió la adhesión de Parma, Romaña, Módena y Toscana (1860).
El reinado de los Borbones en Italia llega con ello a su fin. |
La agregación de Venecia (1866) y los Estados Pontificios (1870)
La guerra entre Austria y Prusia que estalló en 1866 dio una nueva oportunidad al joven Reino de Italia para anexionarse Venecia.
No obstante, la victoria prusiana de Sadowa supuso la incorporación definitiva del territorio Véneto. |
En 1870 Francia y Prusia entraron en guerra, los franceses, retiraron sus tropas de Roma y los italianos lograron completar su unificación. En 1871 la ciudad se convirtió en la capital del nuevo Estado.
El nuevo Estado Italiano
La creación de Italia como Estado unificado supuso la desaparición de las antiguas fronteras, así como la homogenización legal y monetaria.
Hubo de enfrentarse a una serie de problemas que dificultaron su cohesión:
La brecha entre un norte rico, industrializado, urbano e integrado en la economía europea, y el sur preindustrial, agrario y pobre se agrandó. Esa desigualdad económica y social persistió durante el siglo XX.
Políticamente los italianos se decantaron por dos grandes grupos: de un lado, los liberales, representantes de los industriales y comerciales del norte; por otro, los conservadores, defensores de los intereses predominantemente agrarios del sur.